El glaucoma, primera causa de ceguera irreversible en el mundo, es una enfermedad degenerativa del nervio óptico con la que conviven alrededor de un millón de personas en España y que, aunque no tiene cura, sí que se puede intentar controlar y frenar su progresión.
Según la Dra. Elena Arrondo, del Departamento de Glaucoma de IMO, “esto conlleva un tratamiento crónico que repercute en la calidad de vida de los pacientes y cuyo impacto buscamos reducir mediante nuevas estrategias”, como los sistemas de liberación sostenida de fármacos, que también se están desarrollando para patologías de la retina como la DMAE o la retinopatía diabética.
La Fundación IMO participa en un ensayo clínico en fase III de un dispositivo de liberación sostenida de fármacos que, hasta la fecha, ha demostrado reducir la presión ocular en cerca del 80% de los pacientes.
En el caso del glaucoma, el avance más destacado en esta línea viene de la mano de Bimatoprost SR, un implante biodegradable que, mediante una inyección intracameral, se coloca en el ángulo que forman la córnea y la esclera con el iris (ángulo iridocorneal). Desde el interior del ojo, va segregando, a lo largo de unos seis meses, pequeñas dosis de este medicamento utilizado para bajar la presión ocular.
Efectos prolongados
La eficacia de este dispositivo en pacientes con hipertensión ocular o con glaucoma de ángulo abierto está siendo actualmente testada en un ensayo clínico en fase III promovido por Allergan y que cuenta con la participación de la Fundación IMO junto a otros centros de Estados Unidos y de Europa.
Como destaca la Dra. Arrondo, investigadora principal del estudio que se está llevando a cabo en el Instituto, “es la primera vez que un dispositivo de liberación sostenida para esta patología llega a probarse en la fase previa a la comercialización, después de los inputs positivos que se han obtenido en las etapas anteriores”. En este sentido, los resultados de las fases I y II, publicados a finales de 2015, han demostrado una reducción significativa de la presión ocular en un 71% de los casos a los 6 meses de la inyección y en un 92% a los 4 meses, de modo que la mayoría de pacientes no han necesitado re-tratamiento o terapia de rescate.
Bimatoprost SR está especialmente indicado en personas con intolerancia a los colirios, cuya aplicación reiterada puede acabar dañando la superficie ocular y provoca que cerca de un 40% de los casos dejen el tratamiento.
Continuidad del tratamiento
Por ello, el implante Bimatoprost SR se presenta como alternativa al uso diario de gotas para tratar farmacológicamente el glaucoma, ya que evita la toxicidad en la superficie ocular que puede provocar la instilación de colirios hipotensores a largo plazo y que puede generar intolerancia, causando inflamación y molestias como ojo rojo, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño etc.
Estos síntomas, junto con las dificultades para ser constante y no olvidarse ninguna dosis, influyen de forma negativa en el cumplimiento de la prescripción médica, lo que explica que hasta un 40% de los pacientes tengan una baja adhesión al tratamiento. “Este es un problema endémico en patologías crónicas y de avance silencioso como el glaucoma, que no solo repercute en una peor respuesta a la terapia sino también en un incremento de los costes sanitarios”, alertan los expertos, quienes coinciden en la importancia de “encontrar nuevas soluciones a las necesidades y a los retos que deben afrontar las personas con la enfermedad”.
La dosificación del tratamiento mediante dispositivos de liberación sostenida permite superar estas barreras y hacer que el éxito en los resultados sea menos dependiente de la responsabilidad de los pacientes.
FUENTE: http://www.imo.es/