El equipo de Eyesynth está formado, según su propia definición, por un grupo de profesionales “apasionados, audaces y por supuesto con una buena (y sana) dosis de locura”. Una locura que les ha llevado a embarcarse en un proyecto apasionante: el diseño de un sistema de comprensión visual para invidentes. O en palabras más sencillas aunque menos precisas, unas gafas en 3D que permiten “ver” a los ciegos. Tecnología puesta al servicio de la igualdad.
Para los 39 millones de personas invidentes en el mundo (y unos 285 millones con algún tipo de discapacidad visual), según datos de la Organización Mundial de la Salud, cualquier avance que permita mejorar su calidad de vida es un signo de esperanza. Las gafas que esta empresa de Castellón confía en comercializar muy pronto responden a lo que sus creadores han bautizado como “sentidos aumentados”. En realidad Eyesynth no mejora la capacidad visual de los ciegos, sino que traduce la información espacial del entorno: lo que hace es enviar señales eléctricas al cerebro sobre la profundidad y forma de los objetos. Quien utiliza las gafas, en lugar de “ver” a través del nervio óptico, lo hace por el nervio coclear (es decir con impulsos recibidos a través de los huesos del cráneo). La decisión de no enviar los sonidos a los oídos permite que estos queden libres de ruido innecesario y evitan la fatiga de estar recibiendo constantemente estímulos.
Antonio Quesada, CEO de Eyesynth, cuenta que la decisión de lanzarse a este proyecto estuvo motivada por una conversación con un amigo cuyo hijo es invidente. A ambos les parecía muy injusto que los avances tecnológicos de los que todos disfrutamos no estuvieran encaminados a hacer más sencilla la vida aquellas personas que precisamente más lo necesitan. Un par de años después de aquella charla, el objetivo de Antonio está un poco más cerca: hacer su aporte para construir “una sociedad realmente igualitaria”.